Dios, que difícil es respirar Pero sigo aquí
se pudre, se hunde en mi ser
todo lo que en mil años quise saber,
por que en todo mi pasado yo rocé
a la muerte que con frivolidad amé.
Un pasillo largo saliendo de la bóveda soñé
Día tras día en mi mente inconsciente lo pisé,
Infinito y eterno recorrí sin fin ni placer
A su suelo frío y húmedo sin nada más que poder ver.
De las paredes duras quise escapar
De las sombras elásticas de mi caminar,
Quise abrir las ventanas de par en par
Para ver y sentir mi libertad.
Pero en lo estrecho no hay ventanas que mirar
Solo un eco de mis pasos que no quiero escuchar,
La maldición que llevo no me deja respirar
Es un sabor que enloquece sin poder gritar.
En mi todo nace, crece y vuelve a morir
Cuando insisto en por las noches mis pasos proseguir,
Ya van bastos siglos en los que sentí
Que mi camino es de por sangre vivir.
Yo existo en la oscuridad,
Yo pienso trayendo melancolía al despertar,
Yo tengo al tiempo en mi paladar,
Yo muero en mi propia eternidad.
Yo no existo, soy la sed de la fantasiosa bestialidad
Yo no pienso, soy la lujuria del matar
Yo no tengo tiempo, soy el reloj que su hora nunca encontrará
Yo no muero, vivo en ese trance intermedio eterno de soledad.
Mi corazón sigue latiendo, en un mundo oscuro, Lleno de criaturas salvaje, gente que debió hacer algo Malo para estar en ese lugar Tantas historias que fui conociendo mientras, Mi corazón sigue latiendo, en un mundo oscuro No puedo descifrar todavía el nombre de este lugar
mi mundo oscuro
viernes, 29 de julio de 2011
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